Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA CRONICA DEL PERU



Comentario

De la provincia de Picara y de los señores della


Saliendo de Pozo y caminando a la parte de oriente está situada la provincia de Picara, grande y muy poblada. Los principales señores que había en ella cuando la descubrimos se nombraban Picara, Chuscuruqua, Sanguitama, Chambiriqua, Ancora, Aupirimi, y otros principales. Su lengua y costumbres es conforme con los de Paucura. Extiéndese esta provincia hacia unas montañas, de las cuales nascen ríos de muy linda y dulce agua. Son ricos de oro, a lo que se cree. La disposición de la tierra es como la que habemos pasado, de grandes sierras, pero la más poblada; porque todas las sierras y laderas y cañadas y valles están siempre tan labradas que da gran contento y placer ver tantas sementeras. En todas partes hay muchas arboledas de todas frutas. Tienen pocas casas, porque con la guerra las queman. Había más de diez o doce mil indios de guerra cuando la primera vez entramos en esta provincia, y andan los indios della desnudos, porque ellos ni sus mujeres no traen más de pequeñas mantas o maures, con que se cubren las partes vergonzosas; en lo demás ni quitan ni ponen a los que quedan atrás, y tienen la costumbre que ellos en el comer y en el beber y en se casar. Y, por el consiguiente, cuando los señores y principales mueren, los meten en sus sepulturas, grandes y muy hondas, bien acompañados de mujeres vivas y adornados de las cosas preciadas suyas, conforme a la costumbre general de los más indios destas partes. A las puertas de las casas de los caciques hay plazas pequeñas, todas cercadas de las cañas gordas, en lo alto de las cuales tienen colgadas las cabezas de los enemigos, que es cosa temerosa de verlas, según están muchas, y fieras con sus cabellos largos, y las caras pintadas de tal manera que parescen rostros de demonios. Por lo bajo de las cañas hacen unos agujeros por donde el aire puede respirar cuando algún viento se levanta; hacen gran sonido, paresce música de diablos. Tampoco les sabe mal a estos indios la carne humana, como a los de Pozo; porque cuando entramos en él la vez primera con el capitán Jorge Robledo salieron con nosotros destos naturales de Picara más de cuatro mil, los cuales se dieron tal mañana, que mataron y comieron más de trecientos indios. Pasada la montaña que está por encima desta provincia al oriente, que es la cordillera de los Andes, afirman que hay una grande provincia y valle que dicen llamarse Arbi, muy poblada y rica. No se ha descubierto ni sabemos más desta fama. Por los caminos tienen siempre estos indios de Picara grandes púas o estacas de palma negra, agudas como de hierro, puestas en hoyos y cubiertas muy sotilmente con paja o hierba. Cuando los españoles y ellos contienden en guerra ponen tantas que se anda con trabajo por la tierra, y ansí muchos se las han hincado por las piernas y pies. Algunos destos indios tienen arcos y flechas; mas no hay en ellas hierba ni se dan maña a tirarlas, por lo cual no hacen con ellas daño. Hondas tienen, con que tiran las piedras con mucha fuerza105. Los hombres son de mediano cuerpo; las mujeres, lo mismo, y algunas bien dispuestas. Partidos desta provincia hacia la ciudad de Cartago se va a la provincia de Carrapa, que no está muy lejos y es bien poblada y muy rica.